
EL FRUTO DEL ESPÍRITU

EL FRUTO DEL ESPÍRITU: FE, MANSEDUMBRE, TEMPLANZA
EL FRUTO DEL ESPÍRITU: PACIENCIA, BENIGNIDAD Y BONDAD

Texto Principal: Gálatas 5:22-23
Introducción: El fruto del Espíritu es uno solo e indivisible y se manifiesta en nosotros la nueva creación en Cristo. La manifestación del FRUTO DEL ESPÍRITU es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.
Para una mejor comprensión estudiamos las manifestaciones del Fruto del Espíritu por grupos de tres. El primer grupo amor, gozo, paz conciernen a la actitud hacia Dios; el segundo grupo paciencia, benignidad, bondad tiene que ver con nuestras relaciones sociales; y el tercer grupo fe, mansedumbre y templanza son los principios que guían la conducta cristiana. Estudiemos el segundo grupo: paciencia, benignidad, bondad.
I. LOS QUE SON DE CRISTO HAN CRUCIFICADO LA CARNE
El arrepentimiento en sentido metafórico es crucificar la vieja vida de pecado (Gálatas 5:24).
- La palabra arrepentimiento del griego ‘metanoeo’ significa cambiar de opinión o el propósito; en el Nuevo testamento el arrepentimiento involucra siempre un cambio hacia lo mejor, una enmienda.
- El arrepentimiento es un cambio de mentalidad (Efesios 4:22-24).
II. EL FRUTO DEL ESPÍRITU: PACIENCIA, BENIGNIDAD, BONDAD
Cuando el espíritu Santo controla completamente la vida del creyente produce El Fruto (Gálatas 5:25) “Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu”.
Este segundo grupo de las manifestaciones del Fruto del Espíritu: paciencia, benignidad, bondad tiene que ver con nuestras relaciones sociales, o las interacciones que tenemos con la gente que nos rodea.
- PACIENCIA: La paciencia es permanecer, persistir bajo cualquier circunstancia adversa. (1 Pedro 2:20) “Pues, ¿Qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios”. Job (Santiago 5:10-11).
- BENIGNIDAD: Benevolencia en la acción, dulzura, gentileza en el trato con otros, afabilidad. La palabra describe la habilidad de actuar para el bienestar de quienes abusan de nuestra paciencia. El Espíritu Santo borra la agresividad de carácter de quién está bajo su control.
- BONDAD: Compasión, misericordia. La bondad es la calidad de lo bueno, es la tendencia a hacer el bien espontáneamente o, al menos, la resistencia a hacer el mal.
Como fruto del Espíritu Santo, la bondad nos lleva a atender a los que están en necesidad. Se muestra en la forma de hablar y en el perdón de las injurias.
- Dios es bondadoso: (Salmos 31:19 NVI) “Cuán grande es tu bondad, que atesoras para los que te temen, y que a la vista de la gente derramas sobre los que en ti se refugian”; (Salmos 145:7 NVI) “Se proclamará la memoria de tu inmensa bondad, y se cantará con júbilo tu victoria”; (Tito 3:4-5 NVI) “Pero cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu”.
- El buen samaritano (Lucas 10:33-37) “Pero un samaritanos, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue le prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Vé, y haz, tú lo mismo”.
- Había muy marcadas fricciones étnicas entre los judíos y los samaritanos (Juan 4:9). Los judíos y samaritanos no interactuaban frecuentemente y, en algunos casos, existía hostilidad entre ellos.
- Los samaritanos eran descendientes de colonos que los reyes de Asiria establecieron en Palestina después de la caída del reino del norte el año 721 a.C. (2 Reyes 17); los samaritanos eran despreciados por los judíos a causa de su sangre mezclada y de su diferente culto, que estaba centrado en el monte Gerizim (Juan 4:20-22).
- El amor no es un tema de discusión teórica, sino una cuestión práctica. Los religiosos, representados por el sacerdote y el levita, pueden discutir sobre el amor con gran habilidad. Pero el Señor Jesús elogió al samaritano porque actuó en lugar de teorizar.
- En está parábola, la fuente de asistencia no fue un pariente o un conciudadano de Israel, sino un despreciado samaritano. Cristo vino a romper una separación semejante entre los seres humanos.
Conclusión: Nuestros cuerpos son el templo del Espíritu Santo. Permitámosle el control de nuestra vida para que Él manifieste su fruto en y a través de nosotros.