Texto Principal: Filipenses 1:27-28; Filipenses 4:11; Colosenses 2:5; 2 Corintios 5:7
Introducción: Nosotros caminamos a la luz de nuestras declaraciones, nuestra fe no va más allá de nuestra confesión. La palabra de Dios se convierte en realidad en nosotros únicamente cuando confesamos su realidad. La razón de ello es que “Andamos por fe y no por vista”. Nuestro testimonio de la realidad de la Palabra de Dios es temido por Satanás. “Que si confesares con tu boca”. Esto hace reaccionar nuestro corazón así como la duda expresada con los labios también lo hace. Cuando hablamos dudas y temores, destruimos la fe.
I. CREAMOS Y CONFESEMOS LA OMNIPOTENCIA DE DIOS
Nuestro Padre Dios es ilimitado, Todopoderoso e inmutable. Dios creó los mundos -visible e invisible- con Su Palabra. La habilidad creativa de nuestro Padre no ha cambiado; Él es todo suficiente y capaz. La habilidad creativa de Dios nos pertenece. (Lucas 18:27) “Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios”.
- Nada es difícil para Dios. (Jeremías 32:27) “he aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?”.
- Abraham creyó en la capacidad de Dios y recibió el milagro; nada es difícil para Dios. (Génesis 18:14) “Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida. Sara tendrá un hijo”.
- La virgen María creyó en el Dios Omnipotente. (Lucas 1:37) “Porque nada hay imposible para Dios”.
II. ALABEMOS Y ADOREMOS A DIOS POR CONCEDERNOS LAS PETICIONES DE NUESTRO CORAZON
Dios obra para nosotros, en nosotros y por nosotros. (Romanos 8:32) “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿Cómo no nos dará también con El todas las cosas?”.
- El Señor Jesús dijo en (Mateo 21:22) “Y todo lo que pidieres en oración, creyendo, lo recibiréis”.
- La fe no pide lo que es posible. La fe demanda lo imposible. La oración jamás pide lo posible, siempre pide lo que está fuera de lo posible. No pedimos en oración algo que nosotros podemos resolver sino lo que está fuera de nuestro alcance.
- Llenemos nuestra boca con alabanzas por las respuestas de Dios a las peticiones que le hemos hecho. Renunciemos a toda duda. Cuando alabamos a Dios la fe crece en nuestros corazones.
III. CONFESEMOS LO QUE SOMOS EN CRISTO
No declaremos nuestras pruebas y dificultades, ni la falta de fe, ni de dinero, esas confesiones marchitará la FE; escudriñemos en las Sagradas Escrituras lo que somos en Cristo y confesémoslo abiertamente.
- Somos la nueva creación (2 Corintios 5:17).
- Somos hijos de Dios; Él nos engendró. (Juan 1:12-13).
- Estamos unidos al Señor; somos un sarmiento de la vid; somos uno con Él. (Juan 15:5); (Juan 10:30) “Yo y el Padre uno somos”; (Juan 17:11); (Juan 17:21); (Gálatas 3:28) “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”.
- Somos herederos de Dios. (Romanos 8:17) “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados”; (Gálatas 4:7) “Así que ya no eres esclavo, sino hijo, y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo”.
- Atrevámonos a actuar conforme a la Palabra de Dios ante la oposición del conocimiento sensorial.
- Mantengámonos firmes, adheridos a la confesión de fe en presencia de las aparentes imposibilidades y entraremos en la esfera de lo imposible así como Abraham lo hizo cuando pidió un hijo.
IV. CONFESEMOS QUE TENEMOS DOMINIO SOBRE LOS DEMONIOS, LAS ENFERMEDADES Y LA POBREZA
Declaremos el dominio que Dios nos ha dado sobre los demonios y las enfermedades en el Nombre de Jesús. No nos amedrentemos ante ninguna situación adversa, no importa cuán difícil o imposible pueda ser.
- Puede ser el cáncer, o un accidente en que la muerte parezca ser el amo de la situación; No nos rindamos ante esas circunstancias.
- Dios y nosotros somos los amos de esas situaciones. Jamás, ni por un momento dejemos de confesar nuestra supremacía sobre las obras del adversario. Esa enfermedad, esa calamidad no es de Dios, procede de una fuente: Satanás. Y en el Nombre de Jesús somos los amos.
- Dios y nosotros somos más que vencedores. (Romanos 8:37) “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio que aquel que nos amó”; (1 Juan 4:4).
- Ninguna necesidad es mayor que nuestro Padre Dios; no hay carencia que Él no pueda satisfacer. (Filipenses 4:11) “No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación”. Otra versión dice: “En cualquier estado que me encuentre, he aprendido a estar independiente de las circunstancias”,
Conclusión: Estamos tomado el lugar de Jesús aquí en la tierra, somos sus representantes y estamos actuando en Su lugar. Valientemente confesemos nuestra capacidad en Cristo para enfrentarte cualquier situación.
(Filipenses 1:27-28) “Nada os ruego tan encarecidamente como el que llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo, para que, sea que vaya y lo vea, sea que me quede y lo oiga, permanezcáis firmes, unidos en un mismo espíritu, luchando todos a una fe del Evangelio sin dejarse intimidar en lo más mínimo por los enemigos. Lo que para ellos es señal de perdición, para vosotros lo es de salvación. Y esto por disposición de Dios.