DESDE ESTE DÍA TE ENGRANDECERÉ
ES POR LA GRACIA DE DIOS
HOMBRES SIN LETRAS Y DEL VULGO HACIENDO MILAGROS
Texto Principal: Hechos 4:13; Juan 14:12; Hechos 14:8-10
Introducción: Muchos cristianos se han dado cuenta de que las cosas que necesitan de Dios –sanidad, prosperidad y otras bendiciones- no vienen simplemente por haber nacido de Nuevo. Todas estas bendiciones nos vienen por medio de la fe.
La fe no es sólo una acto de la voluntad del hombre; fe es actuar basado en la Palabra de Dios. ¿Cómo obtener fe? Podemos desear todo lo que queramos, podemos tratar de hacer que suceda todo lo que queramos, pero no va a funcionar de esa manera. La fe para obtener las bendiciones de Dios no es un acto de voluntad.
I. LA MEDIDA DE FE
Todo cristiano nacido de Nuevo ha recibido “la” medida de fe. No una medida de fe; “la” medida de la fe. Lo que hagamos con la medida de fe después de la salvación depende de nosotros, porque así se determinará si creemos o no. (Romanos 12:3) “Digo pues por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de la fe que Dios repartió a cada uno”.
- Salga del negativismo y verá el poder sobrenatural de Dios fluyendo en su vida. Muchos cristianos se rodean de personas y permanecen en ambientes que debilitan su fe. Se reúnen en lugares donde no enseñan la Palabra, escuchan el mensaje que les dicen que no es la voluntad de Dios sanarlos; que la voluntad de Dios es que seamos pobres. Ellos están en una atmósfera negativa donde las personas no creen en el poder sobrenatural de Dios.
- Para nutrir nuestra fe y edificarla para que produzca resultados, debemos rodearnos de personas de Dios exitosas, no de personas negativas. (Hebreos 11:6) “Pero sin fe es imposible agradar a Dios”.
- La vida de fe es balanceada. El Señor Jesús creció en todas las áreas de la vida: emocional, física, espiritual y socialmente. (Lucas 2:52) “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres”. Nosotros también debemos tener a Dios en todas las áreas de nuestras vidas para llegar a ser personas bien balanceadas
II. COMO CRECE LA FE
Los discípulos del Señor Jesús no comenzaron su ministerio con una fe impactante. Ellos se asombraron de las cosas que Jesús hacía. Cuando ellos iniciaron, no lo hicieron muy bien.
- Los discípulos habían caminado con Jesús durante los tres años de su ministerio terrenal, rodeados de esa atmósfera de fe. Ellos estaban con Jesús cuando él calmó la tormenta, y se maravillaron, diciendo: “¿quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?” (Marcos 4:41)
- Ellos vieron la fe en acción, ya que cuando el Señor decía algo, eso sucedía. Ellos vivieron en la atmósfera de victoria y de la fe de Jesús.
III. CUANDO LOS DISCÍPULOS MINISTRABAN, ERA COMO SI JESUS ESTUVIERA MINISTRANDO
La vida de fe y de milagros es un estilo de vida. Este estilo de vida se había convertido en lo más profundo de los discípulos. Cuando los discípulos salían a ministrar, ¡era como si el Señor Jesús estuviera ministrado!
- Cuando los discípulos fueron llenos del Espíritu Santo el día de Pentecostés comenzaron una vida de fe y de milagros (Hechos 2:4) “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”.
- El pueblo reconoció que los discípulos habían estado con Jesús porque ellos hacían las mismas obras que el Señor Jesús hizo (Hechos 4:13) “Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús”.
- ¿Qué vio el pueblo? Una atmosfera de milagros. Estos “hombres ignorantes y sin educación” estaban haciendo maravillas entre el pueblo. (Hechos 5:12-16) “Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón. De los demás, ninguno se atrevía a justarse con ellos; mas el pueblo los alababa grandemente. Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran numero así de hombres como de mujeres, tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos. Y aún de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados”.
- Los gobernantes, los ancianos y los escribas en Jerusalén al oír las mismas palabras de Jesús de la boca de estos hombres sencillos y ver el mismo poder manifestado en ellos, concluyeron que no lo habían recibido de ninguna otra manera sino por estar en la atmósfera donde la enseñanza y los milagros estaban sucediendo; por estar con Jesús. (Hechos 4:5-13) “…les reconocieron que habían estado con Jesús”.
Conclusión: Usted y yo vivimos en un época donde las personas deberían ver que ¡nosotros hemos estado con Jesús! Él fue la Palabra viva para aquellos discípulos del primer siglo. Él es la Palabra viva para nosotros, los discípulos de hoy. ¿Queremos trabajar para Dios? ¿Queremos movernos para Dios? Tengamos comunión con personas que creen igual que nosotros; personas que enseñan fe. Llenémonos con la Palabra de Dios y rodeémonos de lo que produce una fe fuerte. DECLARE: Yo soy lo que Dios, yo tengo lo que Dios dice que tengo, yo puedo hacer lo que Dios dice que puedo hacer. Con Dios obrando en mí, imposible fracasar.