
EL PRESENTE Y EL FUTURO NO DEPENDE DE MI PASADO

LA SALVACIÓN PARA EL ALMA Y EL CUERPO
EL COMBATE YA FUE GANADO, JESUCRISTO ES EL VENCEDOR

Texto Principal: 2 Crónicas 20:15; Colosenses 2:15; Hebreos 2:14; Efesios 1:22
Introducción: El Señor Jesucristo combatió y ganó el combate contra las fuerzas satánicas para que nosotros disfrutemos de su victoria. (Colosenses 2:15) “Y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”. (Hebreos 2:14) “Así que por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo” (Efesios 1:22).
I. ESTAMOS EN EL REINO DEL HIJO AMADO
Dios nos libró de la potestad de las tinieblas; satanás no tiene autoridad ni derecho legal para reinar sobre nosotros. Estamos en el Reino del Hijo del Padre de amor. (Colosenses 1:13) “El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo”.
- Si estamos conscientes de la perfecta redención del dominio de Satanás, caminaremos con la misma seguridad con que Jesús caminó durante su vida aquí en la tierra.
- Esta seguridad proviene de saber que todo lo que hicimos y fuimos alguna vez, dejó de existir porque somos la «Nueva Creación» Todo nuestro pasado dejó de existir. (2 Corintios 5:17) “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.
- Comenzamos una nueva clase de vida. Si cometemos errores, contamos con la intercesión del Señor Jesús. Todo lo que tenemos que hacer es reconocer nuestro error y este será borrado instantáneamente, y nuestro compañerismo con Dios es restaurado. (1 Juan 1:9) “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.
- Somos los amos absolutos de las fuerzas satánicas en el Nombre de Jesús. Porque estamos en el reino del amado Hijo somos los amos y los conquistadores.
- Dios está haciendo una obra poderosa en y por medio de nosotros para ayudar a otros. Tenemos derecho a hacer lo que Dios dice que podemos hacer (Juan 14:12).
II. LA DESCRIPCION DEL PLAN ETERNO DE DIOS
¿Cómo describe Dios nuestra redención y la nueva creación?
- Bendecidos con toda bendición. Somos bendecidos con toda bendición espiritual; el Señor Jesucristo la adquirió en su obra redentora. (Efesios 1:3) «Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”.
- Todo es nuestro. (1 Corintios 3:21) “Asi que ninguno se gloríe de los hombres; porque todo es vuestro”.
- Las riquezas nos pertenecen. (2 Corintios 8:9) “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos”.
- Escogido en Cristo. El plan eterno de Dios. Antes de la fundación del mundo Dios planeó que fuésemos suyos. Nosotros somos el producto de ese plan. (Efesios 1:4-5) “Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de Él, en amor, habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo”.
- Es para «el que quiera». Dios está invitando a todos los seres humanos que quieran venir a pertenecer a Su familia.
- Nosotros respondimos a ese llamado; ahora somos miembros del Cuerpo de Cristo y podemos estar en la presencia de Dios sin sentimiento de culpa ni condenación.
- Redimidos por Su sangre. (Efesios 1:7) “En quién tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia”. Fue conforme a las riquezas de su gracia.
- No pensemos que somos indignos, pensemos en la habilidad que poseemos en Cristo, Él es nuestra habilidad. Caminemos libremente. Salgamos y actuemos en toda la plenitud de la maravillosa gracia de Dios. Disfrutemos nuestros derechos y tomemos nuestro lugar en Cristo.
- Podemos echar fuera a los demonios «En el nombre de Jesucristo». Nosotros somos los jefes y los vencedores.
- Estamos reinando con El. Nuestros enemigos están debajo de nuestros pies, conquistados y derrotados.
Conclusión: Pensemos en nosotros sentados en el Trono junto con Cristo (Efesios 2:6). Nosotros somos los amos de las fuerzas del enemigo, y las dominamos con la Palabra. Jesús echó fuera a los demonios con palabras. Sanó a los enfermos con palabras. Aquietó el mar con palabras. Y nos dio la habilidad para usar Su palabra. El Nombre de Jesús tiene toda la autoridad.