
SED LLENOS DEL ESPÍRITU SANTO

LA BENDICIÓN DEL SEÑOR NO PUEDE SER REVOCADA
¿QUÉ HARÍA CRISTO SI ESTUVIERA AQUÍ EN FORMA CORPORAL?

Texto Principal: Juan 14:16-17; 16:7-11.
Introducción: El Señor Jesucristo les enseñó a sus discípulos que el Consolador vendría a tomar su lugar. Si el Espíritu Santo tomó el lugar de Cristo, sabemos que Él está haciendo lo que Cristo haría si estuviera aquí.
I. LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO.
Si el Señor Jesucristo estuviera aquí en forma corporal como lo estuvo antes de su ascensión, enfocaría Su ministerio en revelar al mundo el alcance de Su obra redentora por la humanidad:
- Lo que Él hizo por medio de su muerte y resurrección.
- Revelarle al hombre que Él fue hecho pecado a fin de que el hombre pudiera ser hecho justo. “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él” (2 Corintios 5:21).
- Nos mostraría también lo trágico que es para el hombre rechazar ese sacrificio de sustitución. “¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la Sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?” (Hebreos 10:29).
II. LAS ENSEÑANZAS DEL ESPÍRITU SON LAS ENSEÑANZAS DE CRISTO.
Las enseñanzas y las revelaciones que el Espíritu nos imparte son las enseñanzas de Cristo.
- Él nos enseña: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os hará saber” (Juan 16.13-15).
- El Espíritu Santo nos recordará todas las cosas: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, … Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Juan 14:26).
III. EL ESPÍRITU SANTO TOMÓ EL LUGAR DEL SEÑOR JESUCRISTO EN LA TIERRA.
Fue necesario que Cristo ascendiera al Padre y que el Espíritu Santo tomara su lugar aquí en la tierra.
- Porque el ministerio terrenal de Cristo a través de su cuerpo físico hubiera sido muy limitado.
- El Espíritu Santo, puede alcanzar al mundo entero.
- El Espíritu Santo es Omnipresente.
IV. LA REVELACIÓN DEL ESPÍRITU SANTO.
Necesitamos entender cómo trata el Espíritu Santo con el hombre no redimido, a fin de que le dejemos obrar a través de nuestra vida. (Juan 16:8-11) “Cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mi, de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado”. El Espíritu Santo convence al mundo de:
Pecado: el pecado de rechazar a Cristo, el único camino a la redención que lo hace libre de la autoridad de Satanás.
Justicia: que el hombre puede llegar a ser la justicia de Dios y que posee el derecho legal de convertirse en hijo de Dios.
Juicio: porque el príncipe de este mundo ha sido juzgado. ¿Qué tiene que ver el juicio de Satanás con el hombre? Porque satanás ya fue juzgado y derrotado por el Señor Jesucristo, nosotros los creyentes en Cristo “Somos más que vencedores” (Romanos 8:37).
V. EL ESPÍRITU SANTO DESEA EXPRESARSE A TRAVÉS DE NOSOTROS.
Cuando Dios hizo su Tabernáculo entre los hombres, la gloria de la Shekinah reposó sobre el Asiento del Perdón (Propiciatorio). Así también, cuando Dios hizo su Tabernáculo en Cristo para morar entre los hombres, pudimos contemplar Su gloria, como del primogénito del Padre, lleno de gracia y de verdad (Juan 1:14).
- Nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo. “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que nos sois vuestros?” (1 Corintios 6:19).
- El Señor Jesucristo ahora se ha manifestado al hombre. Con Cristo como la Cabeza, Dios se ha encarnado en la Iglesia.
- Por vez primera Dios se manifestaba realmente al hombre. Ningún hombre había contemplado a Dios antes, pero en Cristo, Él fue manifestado al hombre. Jesús dijo: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9).
- Cuando Cristo dejó al mundo para tomar su lugar a la diestra del Padre, envió al Espíritu Santo para que se encarnara en la Iglesia, a fin de que pudiera continuar la manifestación de Dios al hombre.
Conclusión: Es el deseo del Padre que el Cuerpo de Cristo por medio del Espíritu Santo sea lleno de la plenitud de Dios. “Para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios” (Efesios 3:19). De hecho, se nos ordena ser llenos con el Espíritu Santo para que Él pueda ser manifestado al mundo (Efesios 5:18).