SEÑALES DEL FIN DEL MUNDO Y LA SEMANA SETENTA
LA GRAN TRIBULACIÓN: LA ABOMINACIÓN DESOLADORA
EL ARREBATAMIENTO DE LA IGLESIA
Texto Principal: 1 Tesalonicenses 4:16-17; 1 Corintios 15:50-55
Introducción: El arrebatamiento de la iglesia se efectuará al finalizar la primera mitad de la semana setenta, es decir, cuando termina la tribulación; y a partir de ese momento se iniciará el segundo periodo, los últimos tres años y medio que se conocen como el periodo de la Gran Tribulación.
¿QUÉ SUCEDERÁ EN EL RAPTO?
El verbo “arrebatar” en su segunda acepción significa: “llevar tras sí o consigo con fuerza irresistible” (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española). Equivale al verbo griego harpazo, traducido “arrebatados” (1 Tesalonicenses 4:16-17). Este acontecimiento, descrito en esta Escritura y en (1 Corintios 15), es el arrebatamiento de la iglesia para reunirse con el Señor en el aire.
- El Espíritu Santo nos da una descripción de lo que sucederá cuando Cristo regrese. Su venida afectará a cada miembro del Cuerpo de Cristo, ya sea que estén con el Señor o vivos, en espera de su regreso. (1 Tesalonicenses 4:15-17).
- Nuestro Señor Jesucristo, que ascendió al cielo y tomó su lugar como nuestro Mediador, intercesor, Abogado y Señor, “descenderá del cielo con aclamación”. Todo creyente que viva escuchará esa aclamación. Los incrédulos no tienen parte en esto; y la aclamación será una señal para la resurrección de los cuerpos de los que han muerto en Cristo.
- Los cuerpos de los muertos en Cristo se levantarán primero. Ellos, juntamente con todos los creyentes que vivamos, seremos arrebatados, para encontrar al Señor en el aire. La resurrección de los cuerpos de los muertos en Cristo será la que tendrá lugar en el Rapto. No es el espíritu el que resucitará; los espíritus de los santos que se han ido ya están con Cristo en el Cielo.
- El espíritu del creyente en Cristo Jesús no puede morir nunca y, por consiguiente, nunca necesita la resurrección. Los muertos en Cristo no están en el sepulcro, sino que viven con Cristo. (Juan 5:24).
- Los que han muerto en Cristo vendrán con Él en el rapto a recibir sus cuerpos inmortales y glorificados. (1 Tesalonicenses 4:14).
- Se operará un cambio en nuestros cuerpos. La Biblia dice que ni la carne ni la sangre pueden heredar al reino de Dios. (1 Corintios 15:50-52); (Filipenses 3:20-21).
- Recibiremos realmente un cuerpo inmortal, glorificado, como el de nuestro Señor. El Espíritu Santo, nos dice en (1 Juan 3:2) “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser, pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como Él es”. Ya fuimos trasladados de la autoridad de Satanás a Cristo.
- En nuestro espíritu ya fuimos conformados a la imagen de Cristo, ahora esperamos la redención de nuestros cuerpos, la entrega de un cuerpo glorificado como el de nuestro Señor. (Romanos 8:29).
- Esta es nuestra esperanza (Tito 2:13) “Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”.
EL ARREBATAMIENTO DE LA IGLESIA
La palabra griega “arrebatados”, “indica un acto poderoso y decisivo de Dios que nadie puede resistir”. Significa un “tomar por la fuerza”. El término se emplea en (Mateo 11:12) “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan”.
- Cristo nos habló de su venida en (Lucas 17:30-35; Mateo 24:40) “entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado y el otro dejado”.
- Aquí se revela una separación eterna entre el Cuerpo de Cristo y el mundo.
ES EL ESPÍRITU SANTO QUIEN NOS TRASLADARÁ.
El Espíritu Santo vino en el tiempo señalado para cumplir una misión definida, y cuando haya realizado su ministerio en la tierra regresará al Padre como lo hizo Cristo. Hay un tiempo señalado para que Él se ausente de este mundo. (2 Tesalonicenses 2:7) “Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que Él a su vez sea quitado de en medio”. Quien está impidiendo la obra de Satanás es el Espíritu Santo, pero llegará el tiempo en que sea quitado de en medio.
- Cuando el Espíritu Santo entró en el mundo, fue encarnado en el cuerpo místico de Cristo, su Iglesia. Desde entonces, el cuerpo de Cristo ha sido su morada. (Efesios 2:22) “En el cual vosotros también sois juntamente edificados, para morada de Dios en Espíritu”.
- Cuando el Espíritu Santo deje el mundo, no se separará del cuerpo, sino que seguirá morando en el Cuerpo de Cristo.
- En el Rapto, la Iglesia será arrebatada en el Espíritu para ser unida en gloria en Cristo; la cabeza de la iglesia, el propio Salvador del cuerpo.
- El Espíritu Santo actualmente está formando el cuerpo de Cristo y Él lo presentará delante del Salvador como una Iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga (Efesios 5:27).
- “No es por actuar sobre el cuerpo de Cristo exteriormente, sino por la vigorización interior que el Espíritu Santo efectuará su glorificación”.
Conclusión. “El rapto de la Iglesia será efectuado por el Espíritu Santo que mora en nosotros”. (Romanos 8:11) “Y si el Espíritu de Aquél que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús, vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros”. El Espíritu Santo, que en Día de Pentecostés descendió para formar un cuerpo, en el Rapto regresará al cielo en ese Cuerpo”.