
CARACTERÍSTICAS DE LA IGLESIA

¿De dónde y por qué viene la soledad?
No toda semilla posee el mismo valor

No toda semilla posee el mismo valor. No es igual dar lo que nos sobra que dar de aquello que necesitamos.
El rey David, el hombre que según las Sagradas Escrituras era conforme al corazón de Dios, entendía perfectamente este principio, y por eso dijo en (2 Samuel 24:19-25) “Porque no ofreceré a Jehová holocaustos que no me cuesten”. Es la medida de nuestro sacrificio lo que va a dar el valor a la semilla.
Existe un tipo de semilla que es preciosa porque los hijos de Dios la han plantado con grandes sacrificios, en medio de su escasez, como en el caso de las dos viudas que la Biblia menciona en (1 Reyes 17:8-16) y (Lucas 21:1-4); ellas dieron no de lo que les sobraba, sino de lo poco que tenían para su sustento. Recordemos que la Biblia dice que Dios no las desamparó, nunca les faltó nada después de haber sembrado la semilla dinero en la obra de Dios. Dios siempre nos bendice con la sobreabundancia.
(Malaquías 3:10-11) dice: “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa: Probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, a ver si no os abro las ventanas de los cielos y derramo sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos”.
Lo mismo ocurrió en la historia mencionada por el apóstol Pablo en (2 Corintios 8:1-4) con respecto a las iglesias de la provincia europea de Macedonia. Estas iglesias estaban siendo perseguidas y atribuladas, por lo que vivían en profunda pobreza, pero sembraron la semilla en la obra de Dios y el Señor los bendijo con toda clase de provisión de manera sobreabundante.
Lo lógico, lo que nuestra mente carnal haría en una situación de tribulación y pobreza profunda, seria ahorrar hasta el último centavo.
Recuerde que estamos hablando de mentes renovadas por la Palabra de Dios. De cambiar los pensamientos llenos de lógica y sabiduría humana, por los pensamientos del Señor, que son más altos que los nuestros. Pablo le escribió a los miembros de estas iglesias acongojadas que ofrendaron, que:
- Abundaron en riqueza y generosidad (2 Corintios 8:2).
- Dieron con agrado (2 Corintios 8:3) Se gozaron en hacerlo y nunca lo consideraron como una carga.
- Ellos dieron más allá de sus fuerzas (2 Corintios 8:3) Más de lo que parecía humanamente posible.
- No hubo que rogarles para que dieran, sino todo lo contrario, ellos le pidieron a Pablo con muchos ruegos que los dejara ofrendar (2 Corintios 8:4).
- Consideraron un privilegio la oportunidad de dar para la obra de Dios (2 Corintios 8:4).
- No solamente aportaron dinero, sino que se dieron a sí mismos. Se ofrendaron enteros para la obra del Señor (2 Corintios 8:5).
Que impresionante ejemplo de cómo plantar una valiosísima semilla. Recuerde que el valor de la semilla siempre es variable porque depende del esfuerzo y sacrificio que hayamos hecho para plantarla.
El (Salmo 126:5-6) dice esta verdad de la forma más poética posible: “Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; más volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas”.
Cuando obedecemos a Dios y seguimos sus instrucciones en cuanto a la prosperidad financiera, no quedaremos frustrados, es decir, veremos los resultados milagrosos en nuestras finanzas.
Porque Dios estableció la ley de la reciprocidad, la ley de la siembra y de la cosecha, todo lo que sembremos en la obra de Dios con fe, con sacrificio y esfuerzo, Dios los multiplicará cien veces más. Dios no puede fallar. Bendigo su obediencia, su siembra en la obra de Dios y profetizo sobre sus finanzas, que sus negocios sean prosperados, sus ingresos se incrementen y sea completamente libre de toda deuda, en el nombre de Jesús, Amén.