
Nadie puede convertirse a sí mismo en autoridad
El poder transformador de Dios

LECTURA BÍBLICA (Isaías 25)
VERSÍCULO DE LA SEMANA ANTERIOR: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quién el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará lo que yo os he dicho” (Juan 14:26)
VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio” (1 Timoteo 1:12)
PREGUNTAS INTRODUCTORIAS
- Según (1 Corintios 7:26) según el parecer del apóstol Pablo respecto al hombre, ¿Qué es lo que hará bien el hombre?
R/ QUEDARSE COMO ESTÁ
- ¿Qué debe hacer el hombre si está ligado a mujer? (1 Corintios 7:27)
R/ NO PROCURAR SOLTARSE O SEPARARSE DE ELLA
- Si el hombre es libre de mujer (soltero), ¿Qué debe hacer según la recomendación del apóstol Pablo (1 Corintios 7:27)
R/ NO PROCURAR CASARSE
- ¿Si el hombre soltero se casa, o si la doncella soltera se casa, pecan?
(1 Corintios 7:28)
R/ NO, PERO TENDRAN AFLICCION EN LA CARNE
- ¿Por qué el apóstol Pablo quisiera que los solteros no se casaran?
(1 Corintios 7:28)
R/ PARA EVITAR LA AFLICCION DE LA CARNE
EL PODER TRANSFORMADOR DE DIOS
Introducción: Muchas veces decimos que queremos estar más cerca de Dios, pero no sabemos cómo cruzar el umbral entre la religión y la verdadera comunión. Dios no nos salvó para que lo tuviéramos como un recurso ocasional, sino para vivir en una relación íntima y constante con Él. Una relación que transforma.
- NUESTRA CIUDADANIA ESTÁ EN EL CIELO
(Filipenses 3:20–21) 20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; 21 el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas. Él Señor nos recuerda que no pertenecemos a este mundo. Nuestras prioridades, anhelos y estilo de vida deben reflejar la ciudadanía del Reino de Dios. Este texto enfatiza la transformación: ‘Él transformará el cuerpo de la humillación nuestra’. No solo física, sino una vida transformada por dentro y por fuera, a través de la intimidad con Cristo.
II. NO CON ESPADA NI CON EJÉRCITO
La verdadera transformación no es producto del esfuerzo humano, sino del poder del Espíritu Santo obrando dentro de nosotros. Muchos creyentes viven frustrados porque intentan cambiar sin rendirse. Quieren resultados del cielo con recursos de la tierra. (Zacarías 4:6) Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.
III. DE CREYENTE RELIGIOSOS A CREYENTE QUE MANTIENE SU COMUNIÓN CON DIOS
Muchos queremos lo que Dios quiere… pero a nuestra manera. Tratamos de ayudar a Dios, de controlar resultados, de convencer a otros. Pero Dios nos dice: “Deja que Yo lo haga. Confía en mí”. Ahora bien, aprender a confiar en Dios para todas las cosas es un proceso lento y se hace a través de la oración. Pasar de ser un creyente que solo ora en emergencias, a un creyente relacional que depende de Dios en lo cotidiano, es un salto de intimidad, que logramos a través de la oración en todo tiempo. (Juan 15:5) Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
IV. EL ACCESO A LA INTIMIDAD ESTÁ ABIERTO
El velo del templo que separaba al pueblo de la presencia de Dios fue rasgado de arriba hacia abajo. (Marcos 15:37–38) 37 Mas Jesús, dando una gran voz, expiró. 38 Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. Eso significa que Dios mismo abrió el camino. Ya no se trata de cumplir rituales, sino de entrar confiadamente a Su presencia (Hebreos 4:16) Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Dios desea comunión con nosotros. Siempre la ha deseado.
Estamos en el mundo, pero no debemos ser de él (Juan 17:14–16) 14 Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. 16 No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Solo cuando estamos limpios de los afanes, del pecado y rendidos al Señor, podemos disfrutar de esa comunión.
V. RECONOCER NUESTRA DEPENDENCIA
Nos cuesta admitir que necesitamos ayuda en todo. Pero el Espíritu Santo no fue enviado como adorno espiritual, sino como Ayudador. Jesús mismo intercede por nosotros. ¿Por qué? Porque necesitamos intervención divina continua. Porque, aunque parezca que nos manejamos por un tiempo, tarde o temprano empezamos a desmoronarnos si no estamos recibiendo ayuda divina. (Hebreos 13:5) Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré.
Conclusión: Dios no quiere una visita ocasional, sino una relación diaria. No desea que viva una fe de domingos, sino una fe que vive con Él cada día. Hoy es el día para dejar de esforzarse por su propia cuenta. Hoy es el día para ceder el control y permitirle al Espíritu Santo transformar su corazón, sus relaciones, sus decisiones. Ríndase. Confíe. Camine con Él.