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            PERMANECER EN CRISTO
            TENEMOS LA MENTE DE CRISTO

            COMPAÑERISMO CON DIOS

            Texto Principal: Job 33:26; Romanos 12:2; 1 Corintios 2:10-13; Gálatas 2:9

            La-Semilla-1187Descarga

            Introducción: Uno de los objetivos de la Redención es el compañerismo entre Dios y nosotros. La palabra griega ‘koinonós’ significa comunión, socio, estar asociado y ser participante. 

            I. COMPAÑERISMO

            No puede haber compañerismo a menos que el hombre pueda estar en la presencia del Dios Padre sin conciencia de culpa, pecado o inferioridad. Para que haya compañerismo entre Dios y el hombre, el ser humano debe estar completamente libremente de la conciencia de pecado, del temor y del dominio satánico.

            1. Dios actuó con el fin de que los seres humanos pudiéramos convertirnos legalmente en sus hijos; en participantes de su propia naturaleza, para que seamos legítimos herederos y coherederos con Cristo.
            2. El fin del plan Redentor es que Dios pueda tener hijos, y que estos vivan en el más íntimo compañerismo de amor y libertad con El. El ser hijos, tiene que basarse en razones legales. No debe haber duda en cuanto al derecho legal del hombre de estar en la familia de Dios.
            3. Dios resolvió el problema del pecado sobre bases legales. Dios ahora tiene el derecho de impartirle al hombre su propia naturaleza, y convertirlo en una Nueva Creación. El pecado y la naturaleza pecaminosa fueron expulsados por la entrada de la naturaleza Divina.
            4. La parte del hombre que tenía que ser recreada es el espíritu. El espíritu humano debe estar en perfecta armonía con el Padre. 
            5. La mente es renovada y el cuerpo puesto bajo sujeción de la Palabra. Esto constituye la primera fase de la perfecta redención. El hombre fue hecho verdadero hijo de Dios, tan verdadero como lo fue Jesús durante Su vida terrenal.
            6. Dios nos hizo nacer de su voluntad por la Palabra. Todo esto es de Dios. (Juan 3:3-8) “Respondiendo Jesús le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo el que es nacido del Espíritu”. (Santiago 1:18) “Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas”.

            II. LA RENOVACION DE LA MENTE

            La Nueva Creación es efectuada por la Palabra y por el Espíritu Santo. Cuando fuimos recreados, el Padre inició el proceso de la renovación de nuestra mente. (Romanos 12. 2) “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.

            1. La palabra “Transformaos” viene del mismo vocablo griego del cual se deriva la palabra “transfigurado” al hablar de la transfiguración de Jesús en el monte. La renovación del entendimiento tiene que ser una transfiguración de nuestras mentes.
            2. Nuestro entendimiento dominado por los sentidos debe ser renovado por el Espíritu Santo, y la meditación de la Palabra para que nuestra mente este en armonía con nuestro espíritu y con la Palabra.
            3. Los creyentes que han renovado su mente tienen un entendimiento renovado y pueden penetrar en las cosas profundas de Dios y la oración. 
            4. La renovación de la mente por la palabra de Dios nos permite conocer las riquezas de su gracia. 

            (1 Corintios 2:10-13) “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. porque ¿Quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Asi tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual”.

            • El entendimiento renovado, es capaz de apreciar y entender la riqueza de la obra redentora efectuada en Cristo. (Efesios 1:3) “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”.

            Conclusión: Nuestro Padre Dios anhela tener compañerismo con nosotros; permitámosle al Espíritu Santo para que a través de la meditación de Palabra nuestra mente renovada sea llena de los pensamientos de Cristo. nosotros tenemos la mente de Cristo (1 Corintios 2:16).

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