
0827- NO SEREMOS AVERGONZADOS

0828- LAS PALABRAS PRODUCEN
El valor propio lo hará ponerse de pie con la frente en alto

Cuando descubra y acepte lo que vale y el potencial que hay en usted, todo tipo de milagros comenzarán a suceder en su vida. La Biblia dice que usted es hechura de Dios. “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10).
El hombre que escribió la mayoría de los salmos quedó impactado y maravillado por la forma en que Dios hizo al ser humano. (El Salmo 8:5-6) dice: “Hiciste al hombre poco menor que Dios. Le coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos. Todo lo pusiste debajo de sus pies”.
La mejor manifestación que usted tendrá de una autoestima positiva y estable será poder decir: “Acepto el valor que Dios me ha dado”. Cuando lo haga cooperará con Dios para desarrollar el mejor usted que es posible en este mundo. El valor propio le librará de la inferioridad, ya que usted forma parte de las personas semejantes a Dios y porque El, en usted, es mayor que cualquier otra persona u otro poder que esté fuera de usted.
La Biblia dice: “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4).
El valor propio eliminará el temor, el fracaso o la derrota porque nada puede detenerle a usted y a Dios trabajando juntos.
El valor propio le dará valentía porque descubre que, al tener a Dios obrando en su vida, se hace invencible.
El valor propio lo hará ponerse de pie con la frente en alto, enderezar sus hombros, mirar al futuro con una confianza nueva, caminar con paso firme y confiado y levantarse al nivel de importancia para el cual usted fue creado por Dios. Usted es precioso para Dios, de gran estima, honorable. El valor que Dios le ha dado es inimaginable. El Señor dice: “Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida” (Isaías 43:5).